Lo que Mohamed vaticinaba en la tapa de Olé el día en que lo confirmaron como técnico de Independiente se cumplió: siguió la paternidad. La de Independiente sobre Racing, que alcanzó los 11 partidos sin conocer la derrota y estiró a 22 la diferencia en el historial. Y la suya personal, como técnico, que marca que en siete enfrentamientos contra la Academia (seis con Colón y uno, el del domingo, con el Rojo) no sufrió ningún traspié. “Es así, no hay explicación lógica, ni receta mágica, je. Ojalá que la paternidad siga mientras nosotros estemos trabajando. Será que un día Racing me tiene que contratar, ja”, sacó chapa el Turco, ante Olé , sobre esta racha que se mantiene intacta ahora que pisa Avellaneda.
Y pensar que en el 2007 a Antonio se lo vinculó con el vecino, cuando Gustavo Costas hacía equilibrio para seguir en el cargo -también se lo mencionó en el Rojo, en el 08, cuando era Troglio el que tambaleaba-. Luego el Turco desembarcó en Santa Fe, y el resto es historia conocida.
Sin embargo, el día después encontró al técnico debutante con los pies sobre la Tierra. Mucho más tranquilo que en la previa. “Estaba nervioso. Porque era todo nuevo. Estaba pendiente de cómo me iba a recibir la gente, cómo iba a rendir el equipo... Y había puesta mucha expectativa. En un momento, hasta me sentía como invitado a una fiesta ajena. Luego me fui liberando, contagiando, me sentí parte. Y ahora vivo el triunfo con tranquilidad, porque salió bien la decisión de agarrar Independiente antes de un desafío tan importante”, confesó. Y, tras la primera práctica post 1-0, agregó: “Estamos contentos y con muchas ganas de trabajar porque los jugadores están mucho más motivados”.
-¿Sentís que se te hubiera hecho cuesta arriba si no se daba el triunfo? -Sí, más que nada para recuperar a los jugadores en lo anímico. Este equipo viene muy golpeado. Ahora llegamos muy bien de cara a la Sudamericana.
-¿Estás en la historia? -Nooo, nooo, es muy grande la historia de Independiente para quedar en ella por un partido. Tenés que ganar un título, hacer algo... Y eso se logra con trabajo, nada más. Lo importante es que entramos con el pie derecho y mantenemos la paternidad. Le regalamos un triunfo a la gente pero no podemos relajarnos, el objetivo es más grande.
-¿Cuándo sentiste que ganaban el clásico? -Cuando el referí lo terminó, je. Ahí. Pero en el medio tiempo (sic), cuando les dije lo que veníamos haciendo mal y lo que había que modificar, el equipo se acomodó de otra manera y me sentí más tranquilo.
-Dijiste que el triunfo era de la gente y de los jugadores. ¿Cuándo se empezará a ver tu mano? -El clásico había que ganarlo como sea: hubo actitud, faltó juego, y trajo tranquilidad. Pero el martes, por la Copa, con 15 días de trabajo encima, vamos a poder meter mano en lo táctico y habrá que poner un equipo más agresivo. Hay que ganar, y por dos goles.
Damian Meltzer - Diario Olé
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